Algunas de las ciudades más importantes de Hispania en el Imperio Romano lo siguen siendo en la actualidad, de ahí que las calzadas romanas y la distribución actual de carreteras se parezcan. No solo pasa en España. En otros países como Italia, Grecia o la antigua Yugoslavia comparten trazados.
La distribución de las autopistas actuales y de las calzadas es parecida por las ciudades que conectan, pero es que en algunas ocasiones las primeras incluso han sido construidas encima de las segundas. Las calzadas, como las carreteras de hoy, están hechas por ingenieros. Sabían cuáles eran los mejores corredores por los que trazar las calzadas. Estudiaban cómo sortear la complicada orografía de la península. Es normal que coincidan con los diseños modernos. Es decir, el mejor recorrido para una calzada era el mismo hace siglos que para una carretera actual.
Ese es el motivo por el que muchas calzadas romanas se han perdido para siempre bajo kilómetros y kilómetros de autopistas. Somos tan brutos que se han hecho algunos destrozos para los que ya no hay remedio. Hay muchísimas autopistas que van justo por encima de las calzadas romanas, lo que supone una pérdida de patrimonio impresionante. Esta destrucción empezó en el siglo XVIII, cuando arrancó el desarrollo de la actual estructura radial de carreteras (por entonces solo eran caminos). Los campos de cultivo también han sepultado muchas calzadas romanas.