La Sociedad Palentina de Minas inició sus trabajos hacia 1841.
Después de la reconstitución de la Palentina-Leonesa en 1845 se encargó a Casiano de Prado que reconociese el valle de Sabero, para poder fijar, ensanchar y asegurar los derechos de aquella, reconocimiento llevado a cabo en el verano de aquel año.
En su etapa de máximo desarrollo la ferrería de San Blas contó con dos hornos altos de 57 a 60 pies de altura por 39 de base, con dos máquinas soplantes: la más antigua, vertical, de 50 CV, y otra horizontal pareada, con sendas unidades de 45 CV cada una. Las calderas de vapor de las soplantes, 12 en total, se hallaban montadas sobre 20 hornos de cok, para aprovechar el calor sobrante y, aparte de estos últimos, existían 40 hornos de cok más. Cada uno de los altos hornos tenía capacidad para producir no menos de nueve toneladas diarias. Había también diez hornos de pudelar (llamados de bola) y cuatro de refino.
Posteriormente la propiedad pasó a la Sociedad Martínez y Compañía, de Madrid, y en el año 1.887 se constituye otra entidad con el nombre de Sociedad de Minas de Sabero, que se consolida en el año 1.890 con las aportaciones en metálico y propiedades mineras de D. Tomás Allende, natural de Burón, y de otros capitalistas vascos, como Basterra, Viuda de Epalza y Enrique Aresti, hasta que en el año 1.892 se constituye la Sociedad Hulleras de Sabero y Anexas, S. A., extendiendo sus propiedades a lo restante del Valle de Sabero incluidos Casetas y Veneros.
Por esta época se construye la Casa de Administración de Hulleras de Sabero en la Villa y además las típicas viviendas para mineros, conocidas como "Baterías de Cuarteles de Sabero", junto a la Dirección, la Herrera (Sahelices), Cuarteles del Santo Cristo y los del barrio de la iglesia en Olleros de Sabero. En la Herrera construyó posteriormente la Empresa Nueva Montaña y Quijano otras casas y la escuela de la Panacea. Otro tanto se hace en Vegamediana (Sabero) donde además se abren economatos mineros, lo mismo que en Sabero y Olleros.
Para sacar los carbones del Valle de Sabero con destino principalmente a los Altos Hornos de Vizcaya, se construye el Ferrocarril de La Robla, que comienza a funcionar en el año 1.894. Para el arrastre del mineral se construye otro ramal de ferrocarril minero desde Olleros hasta la Estación de Ferrocarril de Cistierna, que empieza a funcionar en el año 1.899.
También a finales del siglo pasado nace el complejo de Vegamediana donde sucesivamente se construyen lavaderos, casa de máquinas, fábrica de "briquetas" y hornos de cok, talleres, sierra, etc... También en esta época, dado el auge demográfico que iba experimentando el Valle de Sabero y sus contornos, se estableció el mercado semanal que tenía lugar todos los lunes en la Plaza de los Árboles.
En 1.909 se inician los trabajos del pozo vertical de La Herrera, que comienza su funcionamiento en el año 1.912. Tenía 150 metros de profundidad y es el primero en funcionar con energía eléctrica, estando dotado de la más moderna maquinaria para la extracción, compresores, castillete de hierro, "jaula", llamando poderosamente la atención la Casa de Máquinas construida a base de piedra de sillería por el labrante gallego Fariñas. Aparte de las distintas galerías en que se bifurcaba el pozo, se construyó un "Travesal" que partiendo de la Plaza de la Herrera minaba el pueblo de Olleros hasta producirse el hundimiento y agrietamiento de varias de sus viviendas y desaparición de barrios como el de La Mata o La Canal.
Junto al pozo nº 1 de La Herrera venía funcionando otro conocido como el Pozo de Nueva Montaña, propiedad de otra empresa y que tenía 65 metros de profundidad, que por su escaso rendimiento fue finalmente traspasado a la Empresa Hulleras de Sabero en el año 1.933 por la cantidad de 275.000 pesetas.