Es la noche de San Juan y en Cerdanyola se tiran muchos petardos, cohetes, y todo tipo de artificios cargados de polvora. El aire está cargado de humo y huele a chamusquina.
Esta noche hablando con mi madre me explicaba como era la hoguera de San Juan cuando ella era joven.
En aquel entonces hacían la hoguera al lado de la báscula del ferrocarril, en el triángulo que quedaba entre las vías de la estación y la vía de La Hispana.
Los mozos iban al monte y bajaban rodando los atados de urces. La hoguera la alimentaban con estas urces y con las mondas de chopo y recortes que tiraban en la sierra. Al llegar la noche encendían el fuego que duraba hasta la medianoche. Por si había problemas y se prendía más de la cuenta, siempre tenían a mano ocho calderos, o así, al lado de la presa, para apaciguar el fuego.
Junto con el fuego se comía chocolate con pan. Los mozos preparaban chocolate en un balde, ayudados siempre por alguna mujer mayor. Las mozas partían pan para acompañar el chocolate. En una cesta tabliza iban cortando trozos de hogazas de tres kilos.
Los vecinos y vecinas iban alrededor de la hoguera y se llevaban también a los niños pequeños. Cada cual se llevaba la silla y un cacharro para que le echasen el chocolate.
A veces la fiesta se amenizaba con algo de música. Ubaldo, el padre de Mª Flor y Saurita tocaba el laud que tenía y un sargento de la Guardia Civil, que se apellidaba Moreiro, tocaba el acordeón (Posiblemente era una concertina,pues mi madre me dice que era un acordeón pequeño).
En Robles de La Valcueva también hacían hoguera por San pedro.
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