A Mariano Andrés Lescún, alcalde de León entre 1917 y 1921, se le recuerda con la avenida que lleva su nombre por su encomiable labor en la construcción de Casas Baratas en la ciudad. Sin embargo falleció en 1933 en una casa de reposo en Palencia, divorciado y enfermo por su disoluta vida extramatrimonial.
Mariano Andrés Lescún, hijo de Mariano Andrés González Luna, puede considerarse uno de los exponentes de esa burguesía en constante ascenso económico y social desde el siglo XIX, cuando su padre, hombre de confianza de Juan Homs Botines, emparentó con Leonarda Lescún Lubén, una de las mujeres más representativas de la nueva burguesía industrial proveniente de Francia dedicada a los curtidos (como la familia Eguiagaray), que se había asentado en la zona del barrio de Santa Ana, donde estaban sus fábricas de curtidos aprovechando el agua de la denominada Presa Vieja.
Nacido en 1882, Mariano Andrés Lescún había estudiado en los Agustinos de Valencia de Don Juan, y pasó a completar su gran preparación académica y personal a Francia, desde donde enviaba multitud de cartas y fotografías, que hoy se conservan. Fue tesorero del Ateneo Leonés, abad de la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno a los 26 años, y como centenares de leoneses, gran aficionado a las excursiones y al deporte (en particular al tenis, presidiendo el “Tenis Club de León en 1917). Igualmente fue un gran aficionado a la fotografía.
El declive personal y social de Mariano Andrés comenzó en 1925, cuando Mariano Andrés ejercía profesionalmente, desde enero de 1923, como director general del Monte de Piedad y Caja de Ahorros. Su esposa, María del Carmen Bustamante Isasi, con quien había contraído matrimonio en 1911, le demandó y solicitó el divorcio debido a las continuas infidelidades de su marido, actividades que María del Carmen Bustamante logró demostrar documentalmente con al menos siete mujeres desde 1915 hasta la fecha de la demanda. En 1926 Carmen Bustamante logró el divorcio, que como podemos comprobar, tampoco era impedimento en favor de las mujeres en tiempos de Alfonso XIII.
Intentó Julio del Campo mediar en el asunto del divorcio, visitando a Carmen Bustamante y manifestándole que había prometido y estaba dispuesto a dejar a la querida que tenía en el hotel del Ensanche, vender este y cambiar completamente de vida viviendo con su mujer como Dios manda. Era el mes de mayo de 1924, y don Mariano, si bien había dejado a la Gallega... ya tenía otra querida, la Capotina.
En 1928 Mariano Andrés ingresaba en un sanatorio en Palencia, donde se le trató de enfermedad venérea. Cinco años más tarde fallecería en el mencionado centro hospitalario. La vida extramatrimonial de este importante personaje de la vida social y económica de León era para entonces un secreto a voces dentro de la 'Sociedad Bien' de la época.
A los diez primeros años de la creación de la Cámara de la Propiedad (1923) y de la Cultural y Deportiva Leonesa se había consumado en León la muerte trágica de tres representativos leoneses: Fernando González Regueral (asesinado), Fernando Merino Villarino (suicidado por ruina financiera) y Mariano Andrés Lescún (tras larga enfermedad).
Las casa baratas
Con el aumento de la población obrera, muchos obreros ni siquiera podían hacer frente al pago de los alquileres sociales, por lo que el Ayuntamiento y la Caja de Ahorros, como entidad financiera, se pusieron de acuerdo para construir las Casas Baratas de colaboración obrera: Se edificó igual número de casas que de obreros que trabajaban en hacerlas, y al terminarlas cada obrero pasaba a ser dueño de una de ellas.
La Caja de Ahorros adelantaba el capital y los obreros ponían la mano de obra gratis, lo que permitía construirlas por menos de la mitad de su precio. Ya se habían proyectado Casas Baratas de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad en la calle Mariano Andrés, a principios del siglo XX, y construido ahí viviendas de una planta, patio y jardín. Desde 1912 hasta 1924 se habían construido cuatro grupos o proyectos diferentes de lo que hoy serían casas protegidas.
El primer grupo lo construyó la Caja de Ahorros en Las Ventas de Nava, y estaba compuesto por cuatro edificios independientes, de una planta, que se cedieron a obreros en propiedad y que debían pagar 12,50 pesetas mensuales hasta amortizar el capital.
Y mientras a partir de 1912 se comenzaba a construir Casas Baratas en los barrios periféricos del casco urbano, a partir de los años 20 el ensanche comenzaba a ser una realidad. En 1924, con la Cámara de la Propiedad recién creada, el problema de la vivienda era acuciante. Ya se habían construido bastantes Casas Baratas antes de la II República, como las de Las Ventas de Nava, en la actual avenida de Mariano Andrés.
Es imprescindible para concebir la llegada de Gaudí a León, la influencia catalana, no exclusivamente del autor, sino de forma que podría considerarse casi «rocambolesca». Ya hemos visto que en Astorga un catalán, el Obispo Grau i Vallespinós, se responsabiliza por completo de ser el mecenas del arquitecto, pero en León, el entramado de conexiones catalanas es casi inimaginable.
El terreno para construir Casa Botines se compra en 1886 por parte de los comerciantes de tejidos leoneses, Simón Fernández y Mariano Andrés González-Luna (padre del que luego sería alcalde de la ciudad). El objetivo de la adquisición de los dos emprendedores es trasladar su negocio de tejidos que se encontraba en el número 8 de la Plaza Mayor, al nuevo edificio proyectado también como viviendas. Debemos de hacer aquí un inciso antes de continuar aclarando los lazos de unión con Gaudí.
Simón Fernández y Mariano Andrés regentaban un negocio de tejidos que había pertenecido al empresario de origen catalán, Juan Homs i Botines. Don Juan fundó un negocio textil y bancario que hizo poner su nombre en la vida comercial de la capital. Pero el casamiento del comerciante local Simón Fernández, primero con la hermana de Homs y posteriormente con su sobrina Teresa, propició que el leonés llegara a convertirse en socio de Juan Homs y Botines, y a la muerte de éste en 1876 se hiciera cargo del negocio textil conocido popularmente en la ciudad como «Casa Botines» junto a Mariano Andrés, tercer socio. Por tanto, antes de seguir nuestro relato, queda aclarado la procedencia del nombre del edificio levantado en la Plaza de San Marcelo, alejando leyendas que promulgan que en el edificio se fabricaban botines...
Hecha una pausa, volvemos a situarnos en temas judiciales relacionados con la adquisición de los terrenos del negocio textil de «Casa Botines». Diferentes pleitos con el ayuntamiento, relacionados con el rechazo que tenían las autoridades de la ciudad por dar los terrenos en la Plaza de San Marcelo, centro neurálgico, a los dos comerciantes leoneses, retrasó el comienzo de las obras del futuro edificio hasta el 24 de mayo de 1891 cuando se resuelve el juicio.
Sin embargo, el primer contacto con Gaudí se remonta mucho antes del final de los pleitos con el Ayuntamiento y es cuando entra en acción la conexión catalana. Manuel Carriedo mantiene que «parece ser, que antes de que el Obispo Grau llegase a Astorga y dirigiese correspondencia con Gaudí, Simón Fernández y Mariano Andrés ya hubiesen contactado con el maestro catalán». En León había una colonia catalana muy próspera, existían mucho lazos comerciales entre ambas regiones e incluso, el canónigo de la Catedral desde 1876 a 1899, Cayetano Sentís i Gran, procedía de un pueblo cercano a Reus, ciudad natal del arquitecto, llamada Ruidoms, que se disputa el nacimiento de Gaudí con la otra localidad tarraconense. Un nuevo elemento entra en acción ahora, pues el arquitecto de la diputación por entonces era Francisco Blanch i Pons, que, además de ser también catalán, casualmente estaba casado con doña Ángela Cornet, pariente de Gaudí en Reus. Poco a poco vamos viendo las cantidad de lazos de unión inverosímiles que existía entre Gaudí y León.
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