En vez de botas de piel de serpiente, madreñas. En vez de sombrero de ala ancha, boina. Y en lugar de un colt del 45, cachaba en mano. No son las praderas de Alabama, son los collados de Anciles, los prados de La Puerta, los grandiosos paisajes del Valle de Riaño, petrificados en blanco y negro en la hermosa película Orgullo, rodada por Manuel Mur Oti en 1955.
Dos familias enfrentadas durante generaciones por el agua de un manantial situado justo entre las posesiones de cada una de ellas es el motivo central de esta película que revela, hoy en día, a quienes no conocieron aquella forma de vida, los rostros, la indumentaria y la excepcional vista de los carros, caballerías e inmensas veceras de vacas y jatos que eran típicos de la Montaña Oriental Leonesa.
Laura y Enrique son dos jóvenes pertenecientes a familias de ganaderos rivales. Su respectivos parientes se encargarán de hacerles imposible su relación amorosa.
Especie de versión rural de “Romeo y Julieta”. Está dirigida por Manuel Mur Oti (“Cielo negro”, “Condenados”), un cineasta muy bien considerado por la crítica, aunque sus películas no consiguieron el mismo éxito de público. La pareja protagonista son los brasileños Alberto Ruschel y Marisa Prado.
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