Cruzando la vía del tren, poco antes de llegar a la collada de Aviados, uno se adentra en un valle recóndito y bonito, en donde nace el arroyo de Robles. Desde aquí y yendo hacia el Este se llega al pueblo de Aviados.
Imagen maternal de una vaca con su ternero.
A la derecha el pueblo de Aviados y a la izquierda sobre la peña los restos de su castillo.
Sobre el castillo de Aviados, Pascual Madoz nos dice lo siguiente:
"Al Norte y en lo alto de la colina que lo separa de Correcillas existen los restos del antiguo castillo de Abiados, propio del marquesado de Toral y Guzmán, al cuidado de un alcaide dotado por el marqués... El castillo de Abiados, de que se hace mención en la historia y correspondió a este pueblo, fue sin duda el solar primitivo de la antiquísima casa de los Guzmanes de León. Les perteneció de tan antiguo, que ni por tradición se sabe cuando o como lo adquirieron. Morales supone que otro castillo llamado de Guzmán, a corta distancia de Aranda de Duero, fue el originario de este esclarecido linage de España. Sandoval en sus "Descendencias de casas ilustres", dice que antes de habitarse por cristianos la tierra de Aranda y Roa, ya había Guzmanes en León, y que uno de ellos fue el fundador de este castillo. Muchos creen ser breton el origen de la familia Guzmán, en razón a que usaron el nombre Guillen, que es como peculiar de los duques de Bretaña, y por verse en sus armas los arminos, propios también de aquellos duques; otros sostienen que el nombre Guillen no fue tan frecuente en la familia, que por el merezca formarse este juicio; y que su primitivo escudo era un castillo ahumado, el cual despues se cambió en dos calderas de oro en campo azul, y se asegura que en el reinado de Don Alonso el Sabio, fue cuando Doña María Ramírez, hija de Don Ramiro de Cifuentes, esposa de Don Juan Pérez de Guzmán, introdujo los arminos, divisa de los Cifuentes. También se afirma que el nombre Guzmán es el godo Gundemarus corrompido; y se ha intentado investigar su genealogía, casi hasta el tiempo de Don Pelayo, pero todo es vano cuando se entra en aquella época en que los apellidos cambian generaciones. Solo puede asegurarse que desde lo más antiguo que aparece en las crónicas y en confirmación de escrituras reales, es fecundo en bravos defensores de la patria y en hombres esclarecidos; y nos recuerda una estirpe siempre distinguida de los reyes, que supieron apreciar sus virtudes, iguales a su nobleza, y de la cual repetidas veces tomaron sus esposas y esposos para sus hijas.
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