miércoles, 30 de diciembre de 2020

El secuestro del ingeniero Emilio Zapico Arriola en 1945

Segunda mitad de la década de los cuarenta. La guerrilla del nordeste de León se había estructurado en tres grupos cuya zona de actuación delimitaban los ríos. Los de Sabero, entre los ríos Porma y Esla, tenían su base en Vozmediano y su centro en Sabero; los de La Vecilla, entre el Porma y el Torío, con base en La Mata de la Bérbula y su centro en La Vecilla, y los de Matallana u Orzonaga, que operan entre los ríos Bernesga y Torío.

Son pocos, apenas una veintena de guerrilleros que se echaban al monte escapando de la represión del régimen franquista. Jamás llegaron a tener una estructura como la de la Federación de Guerrillas León-Galicia, en el Bierzo. Son menos en número y la orografía complica su movilidad.

Tres grupos que se alían para llevar a cabo determinados golpes como el secuestro de Emilio Zapico Arriola el 29 de septiembre de 1945, con Arias Navarro como gobernador civil de León. Zapico Arriola era ingeniero agrónomo de la Diputación de León y cabeza de una de las familias más pudientes de la provincia. El 2 de octubre se trunca la operación para cobrar el rescate de 2 millones de pesetas y, según se recoge en los Consejos de Guerra, Arriola es asesinado. Fruto del tiroteo entre los guerrilleros y la Guardia Civil moriría también uno de los guerrilleros, Francisco Suárez Salvador, 'El Químico'.

Dos años más tarde, en 1947, se producen varias detenciones entre los guerrilleros por este suceso. Cuatro de ellos, Higinio Nicolás Bayón, Secundino Rodríguez ('El Practicante'), Manuel Díez Ferreras y Aureliano Suárez Robles, fueron ejecutados en la cárcel provincial de León a garrote vil. Los Consejos de Guerra fechan las ejecuciones el 7 de febrero y el 4 de marzo de 1947. Además, se ha podido saber que otros guerrilleros acusados por este secuestro con muerte lograron escapar por la frontera francesa. Entre ellos, Casimiro y Amable Fernández Arias y Calixto López Abad.

Un trozo de la historia de los Arriola permanece en la fundación. En la parte superior de la puerta principal encontramos el escudo de la familia que construyó el caserío. Y no podía ser mas premonitorio, por desgracia. Tres corazones, de los cuales el central ésta punzado por un puñal sujetado por una mano. El secuestro y posterior asesinato en 1945 de Emilio Zapico Arriola, a manos de unos ‘maquis’ fue el último de los infortunios que sufrieron en esta finca. Éste hecho junto con la muerte de otro de los hijos de los Arriola durante la guerra civil hizo que la familia decidiera abandonar por siempre el caserío, cediéndolo a la diócesis de León, quién lo convirtió en un seminario. No se sabe a ciencia cierta el significado de este escudo, pero una cosa está clara, su emblema escondía su aciago final.

El Canal de Arriola

La mayor parte del terreno se dedicaba a cereales y en lo poco que se regaba a producir legumbres y patatas; porque de regadío antes de este siglo casi no había nada.

En la década de los años 40 emprendieron la gran tarea de hacer un canal en tierra desde la salida del agua de la central hidroeléctrica de Sorribo en Ambasaguas, pasarla por debajo del Curueño y por donde actualmente va el Canal de Arriola llevarla hasta Santibáñez para regar toda la ribera alta.

Aquel canal de riego también se llamaba Canal de Arriola, porque éste era el apellido del joven ingeniero de caminos que lo trazara, porque la familia Arriola tenía una casa solariega en Santibáñez y eran dueños de la inmensa mayoría del terreno de este pueblo y por lo tanto estaban muy interesados en ponerlo en regadío. Creo que el joven Arriola no lo pudo ver terminado debido a que por entonces fue secuestrado una noche de su casa de Santibáñez por unos maquis fugados de la postguerra para pedir un dinero por su rescate; pero la operación fue muy mal proyectada por la policía que quiso engañar a los maquis y mató a uno de ellos y a su vez éstos mataron a Arriola junto a las casas del caserío de Valderrodezno. En su memoria quedó la denominación de Arriola para el canal que 30 años más tarde en 1975 hizo la Confederación Hidrográfica del Duero para regar toda la margen derecha del Porma desde Devesa, Vegas hasta su confluencia con el Bernesga - Torío en Villarroañe; pero dimensionado suficientemente para llevar el agua necesaria para regar los nuevos regadíos de la ribera alta así como los viejos regadíos de la ribera baja, que ya se regaban con acequias de tierra desde hacía muchos años.

Por eso Confederación hizo también en cemento y elevadas las acequias primarias para regar todas las fincas comprendidas desde el canal hasta el río, así como los desagües correspondientes.

Esto se hizo realidad hacia el año 1975 pero sólo en el terreno correspondiente a los nuevos regadíos de la parte alta de la ribera pero no en los viejos regadíos de la parte baja porque éstos en esta fecha estaban en proceso de concentración parcelaria, interrumpida por la Comunidad de Regantes de la Presa Grande de Vegas que no aceptaron transferir la concesión de agua de esta comunidad a la del canal de Arriola, a pesar de que cuando se proyectó este canal por parte de Confederación se transfirieron oficialmente todas las concesiones antiguas, desde Vegas a Villarroañe, mediante información pública, que en su plazo reglamentario nadie impugnó.

Debido a esta negativa surgida hacia el año 1975 quedó en suspenso la concentración parcelaria correspondiente a la parte baja de los viejos regadíos que siguió regándose por la Presa Grande como siempre se había hecho y cultivando las mismas fincas de toda la vida y transitando con la maquinaria moderna de ancho de vía mayor que la anchura de aquellos caminos intransitables y limpiando de hacedera las presas y ramales dos veces al año, y de esta forma tan anacrónica de trabajar el campo pasaron otros 15 años aproximadamente hasta que a principios de los 90 se solucionó todo como lo vemos actualmente.

Total, que desde aquel 17 de noviembre de 1960 en se aprobó la concentración parcelaria para la zona de Vegas, Villanueva y Castro, hasta el año 1990 en que se terminó totalmente pasaron 30 años. Pero desgraciadamente este problema de los viejos regadíos todavía lo tienen sin solucionar los pueblos comprendidos desde S. Cipriano hasta Los Ajos, ambos inclusive, y por las mismas causas que acontecieron en Vegas y Villanueva, que se hicieron extensivas a estos pueblos porque los riegos son continuidad de unos pueblos a los otros.

Este problema no lo han tenido en absoluto los pueblos a partir del Puente Villarente, porque desde el momento en que se hizo el Canal de Arriola en el año 1976, procedieron a concentrar toda la ribera; viejos regadíos y ribera alta, y a regar todo este terreno por dicho canal, como lo había proyectado en su día Confederación Hidrográfica del Duero para toda la margen derecha del Porma. Llevan más de 25 años regando por el canal de Arriola a plena satisfacción.

En la década de los 80 se procedió a la concentración parcelaria en toda la comarca de Represa del Condado, y se construyo, la red de riego que abarca todo el valle que discurre desde el canal hasta la entrada del pueblo.

Corría el año 1.942 y en el nordeste leonés, fruto de la postguerra civil, existían tres partidas consolidadas de huidos, guerrilleros o maquis dirigidos por los Arias, Casimiro y Amable Fernández Arias (La Mata de la Bérbula 1.912 y 1.914 respectivamente); Ramiro de Cabo Arenas, conocido por Ramirón (Vozmediano, 1.903) que tenía como segundo de abordo a Calixto López Abad, apodado Zara, (Olleros, 1.916) y Fermín San Pedro Casado (Garababuena, Zamora, 1,916). Los primeros se asignaron la franja entre los ríos Porma y Torío con base en La Vecilla; el segundo, natural de Olleros de Sabero, se afincó entre el Porma y el Esla, con base en Sabero y el tercero se situó entre el Bernesga y el Torío. Afincándose en Orzonaga y Matallana. Todos ellos eran mineros socialistas, cenetistas y ugetistas respectivamente.

El 4 de enero de 1.943 el grupo de los Arias asaltó la cantina de Valdepiélago. Encañonando a la clienta y dando muerte a Bernardina Alonso Alonso. Antes estuvieron perseguidos por la Guardia Civil por los pueblos de Valdorria y Valporquero. En este mismo año, los de Orzonaga dieron una serie de golpes en Garrafe y Onzonaga y los dos grupos llevaron a cabo conjuntamente una acción espectacular cuando el día 12 de noviembre de 1.943, asaltaron al pagador de la empresa Hullera Vasco-Leonesa.

Los tres grupos unidos iban a dar asaltos en muchos pueblos de la comarca: Boñar, al Banco Español de Crédito, cuya caja fuerte fue dinamitada en pleno campo, tras el robo de la misma. Muchos de los billetes, al ser quemados, no pudieron ser aprovechados, Barrio de Nuestra Señora, Pesquera, Palzuelo de Boñar, Lois, etc. Calixto López Abad, más combativo, se separaría de Ramirón y comandaría probablemente este grupo de asaltantes, que extendería sus hazañas hasta Sabero y Guardo.

Algunos hombres del nordeste leonés se fueron agregando al grupo de los Arias, entre ellos Higinio Nicolás Bayón, apodado el Italiano, (Valduvieco 1911); Silverio Getino Bayón, apodado el Legionario (Pardesivil 1.916); Secundino Rodríguez, el Practicante; Aureliano Suárez Robles, el Manzaneda de (Manzaneda de Torío) y Julio Rodríguez (de Otero), al que se unirá posteriormente Casimiro Fernández Arias, alias Mellao, así como un tal Francisco, de Pontedo. En el año 1.942, se incorporaron elementos venidos de Asturias, entre los que se encontraban Lisardo García, Etelvino Fernández Méndez y Manuel Álvarez Peláez.

El grupo más numeroso era el de Sabero, dirigido por Ramirón, compuesto por Calixto López Abad, Zara; Pedro Ardides Carrera, el Francés, (Llanes, 1902) Inocencio y Manuel Ferreras Diez Llamas (de Colle 1.919 y 1.916); Cayo Cachán Pardo, el Jamonón (Villacelama 1.912); Policarpo González Presa, Pistolas; Francisco Suárez Salvador, el Químico ( Saelices de Sabero) y Jesús Monje González (Olleros 1.901)

El tercer grupo, el de Orzonaga, dirigido San Pedro, lo componían entre otros, Aladino Oricheta (Busdongo, 1.9099; Sixto Láiz Álvarez (Candanedo de Fenar, 1.907); Benedicto Díez Berciano (Destriana 1.903); Alfredo Álvarez Flórez, Pistón (Cistierna, 1.912), así como Isaac Viñuela y Simón Rodríguez Barrio, naturales de Robles de la Valcueva. A este grupo se les atribuyó la muerte de Baltasar González, ocurrida en el pueblo de Gete, así como acciones de represalias contra falangistas, más económicas que cruentas.

Pero la acción que tendría mayor repercusión sería el secuestro y posterior muerte de Emilio Zapico Arriola, joven ingeniero agrónomo de la Diputación de León, Director de la Fundación Chicarro-Canseco-Banciella y miembro de una de las familias más pudientes de la Provincia, quien, entre otras muchas propiedades poseía una casa solariega y casi todo el terreno de Santibáñez de Porma. La acción fue planificada por Secundino Rodríguez el Practicante, auxiliado por elementos, ajenos a los huidos, que conocían los hábitos de Zapico Arriola.

Un grupo de desalmados, muy rojos y antifranquistas, aprovechándose de las aguas revueltas a raíz de la "Cruzada Nacional" y pensando en recaudar fondos, deciden secuestrar al joven Emilio Zapico Arriola, de la familia acomodada de ultraderecha. La noche del 29 de septiembre de 1.945, varios conocidos de él le traicionan y van en su busca a una casa que poseía la familia en Santibáñez de Porma, a muy escasos kilómetros del Puente Villarente dirección Boñar. Le encuentran en compañía de su madre a la que piden un rescate de DOS MILLONES de pesetas de los de entonces, una cifra muy importante para aquella época, dinero que deberían entregar dos días después en un paraje situado por encima del pueblo de Ambasaguas y Cerezales del Condado y entre estos dos pueblos y Lugán, al sitio denominado El Carrizal. Corría el otoño de 1.945.

La madre, ante la falta de liquidez, solicita ese dinero de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de León y a la vista de las pegas que le ponen para dárselo, tiene al final que cantar y dan parte al entonces Gobernador Civil de León, Sr. Arias Navarro, el cual decide reunirse con un cuñado de Arriola, que era comandante de Aviación y el General de la Guardia Civil, recientemente establecida en León, al objeto de tomar decisiones.

Acuerdan no pagar el rescate y diseñan una estrategia para hacerles una encerrona a los secuestradores, para lo cual un capitán de la Guardia Civil denominado Francisco Martínez Gallo, con destino en Boñar, menudo físicamente él, se disfraza de madre de Arriola y se dirigen por la noche al jugar de la cita. Al darse cuenta los secuestradores, que iban disfrazados los Guardias Civiles, de la trampa que les han tendido, se abre y cruza un tiroteo, resultando muerto un secuestrador, huyendo los demás y perdiéndose en la oscuridad de la noche. Día 2 de octubre del año 1.945.

Al día siguiente se expone el cadáver del caído en la refriega para su reconocimiento en Ambasaguas y León, delante del Banco de España, en Ordoño II, pero nadie sabe nada de él, resultando ser un maqui asturiano apodado "el Rubio" y de nombre Francisco Suárez Salvador. Con el tiempo fueron cogiendo al resto de los secuestradores que resultaron ser Higinio Nicolás Bayón "el Italiano", Manuel Ferreras Díez "Vozmediano", Aureliano Suárez Robles "Manzaneda", Tomás Robles, que tiene una cafetería en Puente Villarente y que es hermano de Miguel Robles; Silverio Getino Bayón "el Legionario" y Secundino Rodríguez, apodado "el Practicante". Los tres primeros fueron ejecutados. Tomás estuvo en la cárcel unos veinte años acusado de complicidad en el secuestro así como Silverio Getino y "el Practicante", principal cabecilla autor material del asesinato de Arriola, fue también condenado a muerte por Consejo de Guerra de fecha 27 de febrero de 1.947, formado a tal efecto y presidido por el Coronel Navas, y cumplida la sentencia de muerte por secuestro y asesinato, fue ejecutado a garrote vil en la cárcel vieja de Santa Marina de León el día 7 de marzo del año 1.947 mientras las campanas redoblaban a muerte y se izaba una bandera negra situada en la fachada de la cárcel. Moría públicamente a escasos metros del lugar donde había vivido, en la Plaza de la Veterinaria de León, hoy Plaza de Santo Martino.

Calixto López Abad, Inocencio Ferreras Díez, Acendono Fraile Santos "Peleas" Manuel Ferreras y Secundino Rodríguez "el Practicante" se fueron retirando hacia la provincia de Palencia y así procedieron al asalto de la Sucursal de Banco Español de Crédito en Saldaña el 28 de octubre de 1.946.

El año 1.947 tuvo mal comienzo para los huidos. En el mes de enero detuvieron en Manzaneda de Torío a Higinio Nicolás Bayón y Aureliano Suárez Robles. En el mismo mes Manuel Ferreras Diez y Secundino Rodríguez estaban ocultos en una casa de Saldaña (Palencia) y al pasar la Guardia Civil frente a la misma, una muchacha de la casa cerró violentamente las ventanas de la cocina. Los miembros de la Benemérita, sospechando de la inesperada reacción, pidieron refuerzos y cercaron el lugar. Los dos huidos no opusieron resistencia alguna, siendo detenidos. A raíz de esta detención se puso de nuevo en marcha la investigación sobre la muerte de Arriola. Las primeras investigaciones supondrían la detención de dos vecinos del ingeniero asesinado.

Inmediatamente empezaron los Consejos de Guerra dándose a conocer por el Diario de León del día 27 de febrero de 1.947, la siguiente noticia: "Esta mañana en el Cuartel del Cid, se celebró Consejo Sumarísimo contra tres atracadores, a quienes se acusa, entre otros muchos delitos, del secuestro y posterior asesinato de Don Emilio Zapico Arriola, hecho que tuvo lugar el día 2 de octubre de 1.945. Se llamaban los procesados Secundino Rodríguez el Practicante, Higinio Nicolás Bayón el Gitano y Manuel Diez Ferreras, de Vozmediano, quienes en unión de otros seis más cometieron el execrable crimen. La sentencia ha sido enviada al Capitán General de la Región, sin que hasta el momento se conozca el fallo".

Manuel Ferreras Diez, Secundino Rodríguez, Higinio Nicolás Bayón y Aureliano Suárez Robles, fueron condenados a la última pena y ejecutados en al Cárcel Vieja de León a garrote vil, una modalidad del régimen franquista reservada para los más peligrosos. El Diario de León de fecha 24 de marzo de 1.947 destacaba la coletilla al final de las listas de fusilados: "El reo antes de morir mostró arrepentimiento y recibió los auxilios espirituales".

El 2 de marzo de 1.947 el grupo de Sabero llevó a cabo un audaz atentado contra el Capitán Auditor, Navas, tiroteado en las puertas de su casa, en el centro de la ciudad de León y a pleno día. El Oficial resultó herido.

Los demás buscarían la alternativa de huir al extranjero. Así los Arias, a través de un hermano de Etelvino Fernández Méndez, prepararon la fuga a Bilbao, para lo cual bajaron del monte a Nocedo, donde consiguieron un traje y una gabardina para el viaje. Salieron de La Robla sin billete y sin documentación. Antes de llegar a Burgos el revisor les hizo pagar el doble y montándose otra vez en Miranda de Ebro, llegaron a Bilbao. Allí permanecieron una semana en la fonda "La Argentina". Después pasaron a San Sebastián en un autobús que les garantizaba una seguridad. Posteriormente se trasladaron a Fuenterrabía y en una barca, a las siete de la mañana, llegaron a Hendaya el día 13 de enero de 1.948. Pero como no tenían familiares en el país, terminaron siendo conducidos a un campo de concentración. Habían pagado 1.500 pesetas por cada uno de los fugados, que eran los Arias, Casimiro y amable Fernández Arias, Etelvino Fernández Méndez, Laurentino Álvarez Rodríguez, alias Peñaubiña y Aladino Oricheta Pascual.

Por otros medios también lograron huir Calixto López Abad, Inocencio Diez Ferreras, Senén Rodríguez Arias, alias el Campesino, Sixto Álvarez y Fermín San Pedro. Como se puede apreciar, los más significados huidos del nordeste Leonés consiguieron escapar.

A finales del año 1.948, cuando ya se habían extinguido los últimos vestigios maquis, unos elementos asturianos movidos por deseos de venganza, dieron muerte en Maraña a dos famosos militares falangistas, los hermanos Francisco y Antonio Villarroel.

También por el año 1.948 existió un personaje de leyenda, llamado Manuel Ramos Rueda, quien en una espiral de violencia, cometió atentados contra la autoridad; atracos en León, Velilla de la Reina; el seis de agosto de este año asaltó en el pueblo de Azadinos; el día 23 del mismo mes dio muerte al propietario de "La Revoltosa", una zapatería de León, Emilio Prieto Malagón. Siempre pedía dinero en nombre del "Socorro Rojo". Cuando comía en los bares dejaba grabado su nombre en la mesa. Robó una máquina Boston de pedal y luego unos tipos en la imprenta Valderas, propiedad de una comandante, editando un periódico denominado "Lucha", que subtituló como "Portavoz de la Resistencia Leonesa".

El Carrizal es una finca rústica muy extensa, donde existe aún en la actualidad un caserío. Se encuentra situado al norte de Ambasaguas a la derecha e izquierda de la carretera provincial de El Puente Villarente a Boñar y contiguo a un monte por el Oeste, que fue el lugar de cita para la entrega del dinero del rescate y donde acaeció la muerte del maquis por parte de la Guardia Civil. Aquel lugar fue muy famoso, puesto que en él se produjeron, como en Las Labiadas de Puente Castro, múltiples ejecuciones a resultas de la Guerra Civil, donde, después enterraban a los muertos en fosas comunes. Cuentan personas en Cerezales que recuerdan ver pasar un perro con un brazo humano, con manga incluida entre los dientes, puesto que los mismos perros, escarbando, los desenterraban.

A los dos días del encuentro con los huidos en El Carrizal donde tuvo lugar la muerte del maquis por la Guardia Civil, fue encontrado muerto Arriola en una acequia junto a las casas del caserío de Valderrodezno, que está pegando al de El Carrizal y a la izquierda del río Porma. Hay quien dice que le mataron al verse sorprendidos por la encerrona de la Guardia Civil y hay quien sostiene que le oyeron la noche anterior, ¡Ay, mi pobre madre! Y luego se oyó un tiro. Al parecer, como Arriola los conocía, no tenían otra solución que matarle y tal vez le ejecutaran la noche anterior.

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León, Diciembre de 1.997

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