El día 6 de junio de 1980, el escritor Juan Pedro Aparicio llega a las ocho de la mañana a la estación de Bilbao llamada Gloria. Va acompañado de Fernando Díez, fotógrafo, y su intención es hacer el trayecto entre Bilbao y León a bordo del "hullero", el mítico ferrocarril de vía estrecha que por entonces tardaba en recorrer los 340 kilómetros que separan ambas ciudades en un tiempo mínimo de de diez horas y media. Es el tren que durante más de medio siglo llevó el carbón de las minas leonesas a la Vizcaya de los Altos Hornos de la siderurgia. Es
El Transcantábrico.
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