Así es como estaba, en julio, la antigua casa de mi abuela, en donde nació mi madre y jugué de pequeño, también entre las vías y los trenes estacionados. Mi tío Julio guardaba el camión en una cochera situada a la izquierda de la casa, después del gallinero, la cochinera y la sal de curar los chorizos.
Aquí, en esta pequeña casa pegada a la vía, estuvieron las oficinas de la empresa minera de los hermanos Miranda, de Orzonaga. Posteriormente, mis tíos tuvieron gallinas y conejos y llevaron la huerta que la rodea.
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