Hace unos días estuvimos en Gete y nos encantó el lugar. Hoy hemos vuelto para andar por sus caminos del monte.
Hacia el fondo se encuentra el valle del Torío.
Subimos a recoger agallas del rosal silvestre para hacer ungüento para el tratamiento de la piel.
En la mano llevamos lo cosechado.
Se acaba agosto y el Sol de la tarde te acaricia.
Nuestra compañía son las vacas.
Entre el rebaño un ternero mama de la madre.
No hay nada como la leche.
Paciencia de madre.
Silueta de vaca con cencerro.
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