domingo, 3 de octubre de 2004

Mina La Carmonda

La mina Carmonda estuvo situada en la Valcueva, en el valle de Regueras.

Antigua casa de la administración de la mina Carmonda.

La mina de la Carmonda en 1882 era propiedad de D. Eduardo Carrió del Castillo vecino de Madrid. Este la vendió a Tomás Allende y Juan Bautista Rochet en el año 1884.

Vista de conjunto de la casa.

El 7 de octubre de 1889, José María Gurtubay y Meaza compra las minas Casualidad, Tomasito, Pepita, Presentación, Chomin, La Bilbaina y Capriles, todas ellas situadas en La Valcueva, a Manuel Allende y Villares, Tomás Allende y Alonso, Manuel de Orbe e Ipiña y Juan Bautista Rochet. A su vez, y junto a las minas de Manuel García Viñuela, las vende en 1890 a la Sociedad Carbonífera de Matallana, que había nacido el 6 de marzo de 1890, presidida entonces por Arturo Conde.

Vista del tendejón de los lavaderos desde el camino.

La Sociedad Carbonífera de Matallana S.A. fue fundada y domiciliada en Bilbao en 1890, con un capital social de 1.000.000 pesetas. La mitad de éste fue suscrito por José Mª Gurtubay Meaza, como contravalor de las 29 minas que aportó a la sociedad. El resto, en metálico, fue pagado por Benigno y Luis Salazar, Juan Gurtubay, José María Lizana, Marqués de Casa Torre, José María San Martín y Manuel de Orbe (Manuel de Orbe e Ipiña había solicitado las minas Chomin, La Bilbaina y Capriles entre los años 1884 y 1886.). Todos estos, si se excluye a Lizana, destacado político y accionista del ferrocarril, fueron miembros del primer Consejo de Administración del Ferrocarril de La Robla. Los hermanos Salazar eran además consejeros fundadores de la fábrica siderúrgica La Vizcaya.

Salida de los canales de lavado.

Las minas propiedad de la Sociedad Carbonífera de Matallana S.A. -una de ellas bautizada con el inequívoco nombre bilbaíno de Chimbo- estaban situadas en la cuenca de Matallana, en los términos de Aviados, La Valcueva, Matallana, Villalfeide, Vegacervera y Orzonaga. Estos cotos, al parecer, constituyeron la causa principal que motivó la construcción del ferrocarril.

Interior del lavadero en donde se ven las fundaciones de la maquinaria.

Al menos desde 1895 existían apartaderos para las minas de La Valcueva.

Lugar por donde bajaban las vías del plano inclinado, debajo se ve el edificio del lavadero.

Según una estadística de producción del año 1899 la Sociedad Carbonífera de Matallana habría extraido 15.500 toneladas durante el citado año y la mina Carmonda de La Valcueva 12.000 toneladas, por lo que cabría pensar que en aquella época la Carmonda no era propiedad de la Sociedad Carbonífera de Matallana.

Restos del tambor en donde se arrollaba el cable y de la palanca de freno.

Desde julio de 1901 la Sociedad Carbonífera de Matallana S.A. pasa a denominarse Hulleras del Torio y toma la decisión de arrendar todas sus minas al propietario parisino Georges Walravens, por un canon anual de 50.000 pesetas.

Vista del plano inclinado de La Carmonda.

En 1902 el propietario de las minas Valenciana y Carmonda era Sebastián López Lerena. En 1907 se formalizó un contrato entre el Ferrocarril de La Robla y los Sres. Ramón Aguilar y Dionisio González para la utilización de los apartaderos de La Valcueva en el cargue de carbones de las minas Valenciana y Carmonda. En julio de 1912 la Sociedad La Carmonda realiza una denuncia por intrusión de la Compañía Minera Anglo Hispana en la concesión Presentación, Capa Burgalesa. Entonces el precio de coste de la tonelada de hulla sobre vagón en el apartadero de La Carmonda era de 6,25 pesetas. En el censo de 1927 y en el de 1936, aparece la mina Carmonda en propiedad de Dionisio González Miranda. Mi padre, Luciano García Alvarez, trabajó en La Carmonda de pinche cuando tenía 14 años, allá por el año 1934 cuando aun era propiedad de Dionisio González, originario de Naredo de Fenar.

Tambor con dos zonas para el cable y una garganta central para la cinta del freno.

La mina Carmonda desarrolló sus labores en algunas capas comunes a la mina valenciana, pero cortadas más hacia el oeste y a mayor profundidad mediante un "pozo plano". Esto permitió alcanzar mayores alturas en la explotación de las capas, haciendo un mejor montaje de tajos y galerías con mayores rendimientos en la producción. Esta mina distaba del ferrocarril 1,5 kilómetros y para el transporte del mineral se instaló un servicio de trenes conducidos por caballerías, que acercando el carbón hacia las inmediaciones de los apartaderos debía aun salvar un importante desnivel mediante un sistema de plano inclinado con cabrestante. Desde la base de este plano se accedía a un apartadero en la línea del Ferrocarril de La Robla.

Por la vía del plano inclinado llegamos hasta las inmediaciones de La Carmonda.

Dionisio González Miranda en el año 1935 cede en arriendo la mina Carmonda a "Valle y Diez" al parecer por un período inicial de diez años, pero que la siguió explotando hasta 1959 (Ya como Hullera Vasco Leonesa). La Sociedad "Valle y Diez" explotó otra mina al Norte de la Carmonda donde sus capas ramificaban hacia la vertiente de Matallana. Dicha mina fue la anteriormente citada "Presentación" y posteriormente "Esgañal". Valle y Diez vino explotando la mina con un pozo plano de seis pisos sobre capas de carbón con galerías e instalación de desagüe y su correspondiente preparación para la extracción del mineral produciendo de 700 a 800 toneladas al mes. En 1938 facturó 14.956 toneladas por un montante de 23.639 pesetas. En 1940 ocurrieron gravísimas inundaciones en las galerías y sala de bombas.

Coladero para el carbón en uno de los cargues que para los camiones había en la plaza de La Carmonda.

Algunos datos resumidos de operarios y gastos respecto de la mina Carmonda, son los siguientes:


Plaza de La Carmonda.

Relación de trabajadores de la mina Carmonda en Enero de 1935.

Mi abuelo paterno, Eloy García, trabajó en esta mina.

Conjunto de edificios que aun se conservan.

Sobre el año 1970 se reanudó la explotación de la mina Carmonda por una sociedad formada por Ricardo Tascón, Ricardo Blanco, Florentino García y Alfredo García. La actividad se realizó con grandes dificultades económicas que llevaron a un cierre prematuro. Con posterioridad, hacia 1980, se reabrieron algunas galerías y, sobre todo, se trabajó a cielo abierto en toda la zona de La Valcueva y Matallana. La actividad tampoco duró mucho tiempo.

Palanca de un desvío en la mina Carmonda.

Bocamina del pozo plano hacia el Este.

Bocamina calada hacia el Norte.

Coladero de carbón al lado de las bocaminas.

Interior de uno de los edificios con los soportes de las perchas para los obreros. Hoy en día se utiliza para resguardar un rebaño de cabras.

Edificios vistos desde las bocaminas.

Concesiones mineras explotadas por Valle y Diez S.R.L.

Bibliografía:

"El valle de La Valcueva" Luis Rojo Martínez, Instituto Leonés de Cultura, 2001

"El Ferrocarril Hullero de La Robla a Valmaseda" Pedro Fernández Díaz-Sarabia, Junta de Castilla y León, 2003

Fotos de familia


Jose, mi madre y mi abuela materna, Aurora Bello Santos. Su padre era molinero en Otero de Curueño.


La abuela paterna, Fructuosa Álvarez.


Mi abuelo paterno, Eloy García, fotografiado cuando hacía el servicio militar en África. Trabajó calando galerías en roca en la mina La Carmonda y la silicosis le hizo morir joven (Se trataba de un reducido grupo de mineros que hacían este tipo de trabajo, muy bien pagado pero muy peligroso).

Coplas

Manuel Láiz, conocido como "Faldas", natural de Robles y minero de profesión, trabajaba cargando la linea de baldes que unía la mina Collín y el lavadero de la Hispana. Curioso personaje que no sabiendo leer compuso multitud de coplas que recogieron hechos singulares de su época. Era famoso por su memoria, después de oir como alguien leía las noticias de los periódicos, él era capaz de repetirlas con el periódico en la mano como si estuviese leyendo.

En 1930 los vecinos del Barrio de La Estación de Robles manifestaron su deseo de diferenciarse del núcleo matriz celebrando una misa de día de fiesta en la hermita de San Roque de Orzonaga, junto al molino de La Peña. De aquella misa surgió esta copla.

San Roque en La Estación (1930)

¡Ave María Purísima!
Dicen los de La Estación.
¡Hay que comprar un San Roque!
Pa celebrar la función.

Todos a misa, todos allí,
a echar responsos a San Roquín.

El dieciséis de Agosto
madrugan por la mañana.
Se avisan unos a otros
por la falta de campana.

Primero sale Fernando, (1)
que hace señas a Barrón. (2)
Luego salió Teodoro, (3)
cuando Muñiz se acercó.

Moro y el carnicero, (4)
y el otro Nicanor. (5)
Uno faltaba a la lista
y era el vecino "Trampón".

El guardaagujas dice al jefe:
Déjese Usted de tarjetas.
Hay que marchar para misa
y hay que cambiar la chaqueta.

Ya están en la carretera,
todos iban de sombrero.
Enseguida se acercan
Calleja y los compañeros. (6)

Iban por la carretera
mujeres, niños y hombres,
de predicador llevaban
al "practicante" de Robles. (7)

Ya toman el desayuno
por si acaso se desmayan
y al cuidado llevaban
al señorito Sarabia. (8)

Cuando pasan por el puente
dicen los de Orzonaga:
¡Son los de La Estación!
¿Sabes si alguno se casa?

Contesta una mujer:
¡Cállate tu!
"Papirote"
que van a ver a San Roque.

El molinero de La Peña
éste, todo lo miraba,
y ve que los de La Estación
ninguno se santiguaba.

Cuando están en la misa,
en la mayor devoción,
"Baila" echó una carcajada (9)
contra el perro de "Trampón". (10)

Ya se termina la misa,
las mujeres dicen así:
Hay que ir a responsear
al glorioso San Roquín.

Todos a misa, todos allí,
a echar responsos a San Roquín.
1.- (Conocido como "Zapatos") 2.- (Mi abuelo) 3.- (Padre de Octavio y dueño de la Fonda) 4.- (Moro era el padre de la boticaria de entonces, que también había tenido minas y murió posteriormente el tristemente famoso 18 de julio) 5.- (El carnicero se llamaba Nicanor y era el padre de "Chilo" el tendero; el otro Nicanor era el padre de Antonio que también tenía tienda) 6.- (Calleja era el sargento de la Guardia Civil y los compañeros el resto de guardias civiles) 7.- (El llamado "practicante" era un minero de Robles sin conocimientos de medicina que frecuentaba más los bares que los dispensarios) 8.- (El médico del lugar) 9.- (El llamado "Baila" era un carnicero de la zona) 10.- (Era un perro famoso por su mal caracter, al que los chavales hacían todo tipo de travesuras)

En 1927 Manuel compone la copla dedicada al supuesto elefante del Faedo de Orzonaga.

Pobre elefante (1927)
Pobre elefante, que mal lo pasas, que te amarraron los de Orzonaga.

Bajaba un guaje corriendo,
para dar aviso al pueblo,
que había visto un elefante,
en la fuente del Faedo.

Pobre elefante, que mal lo pasas, que te amarraron los de Orzonaga.

Le preguntan al chaval
que ¿Que tal era la cosa?
y el chaval les contestó:
Tiene tres metros de trompa.

Pobre elefante, que mal lo pasas, que te amarraron los de Orzonaga.

Prepara las municiones
el vecino Baldomero
y escapao mandan aviso
a Lanero y a Cachero.

Pobre elefante, que mal lo pasas, que te amarraron los de Orzonaga.

Bajaba el falso corriendo,
no se le veía el pelo,
a pedirle las cadenas
al vecino Macareno.

Pobre elefante, que mal lo pasas, que te amarraron los de Orzonaga.

La gente ya se prepara
para subir al Faedo
pa coger al elefante
y nadie le tiene miedo.

Pobre elefante, que mal lo pasas, que te amarraron los de Orzonaga.

Unos iban con cadenas
y otros con forcas de hierro
y el que llevaba el azucar
era el hijo del Pedrero.

Pobre elefante, que mal lo pasas, que te amarraron los de Orzonaga.

Ya rodearon la fuente,
como si fuera una casa,
pero nadie le tiraba,
porque estorbaban las hayas.

Pobre elefante, que mal lo pasas, que te amarraron los de Orzonaga.

Casado dice a Avelino:
Vamos a ponermos aquí,
no nos vaya a suceder
como el día el jabalí.

Pobre elefante, que mal lo pasas, que te amarraron los de Orzonaga.

Sidoro sube al Mayao,
Sidoro baja al Faedo,
no lo cogió por el rabo,
porque le tenía miedo.

Pobre elefante, que mal lo pasas, que te amarraron los de Orzonaga.

Victoriano el de Llombera
también estaba en la danza.
Quiere llevarlo a Llombera,
perteneciendo a Orzonaga.

Pobre elefante, que mal lo pasas, que te amarraron los de Orzonaga.

Manolín dice: ...Señores
nada me extraña la cosa,
porque ya en tiempos pasados,
por aquí pasó la mona.

Pobre elefante, que mal lo pasas, que te amarraron los de Orzonaga.

Escapao mandan aviso
a toda casa de fieras,
donde falte un elefante.
Está cerca de Llombera.

Pobre elefante, que mal lo pasas, que te amarraron los de Orzonaga.

Todas las mujeres iban
a preguntar a Epimenio.
Si había visto un elefante.
Si era blanco o era negro.

Pobre elefante, que mal lo pasas, que te amarraron los de Orzonaga.

No era blanco ni era negro
que era de pelo de ratón.
Cuando miraba a los hombres
les temblaba el corazón.

Pobre elefante, que mal lo pasas, que te amarraron los de Orzonaga.

Y aquí termina la historia
del elefante del Faedo.
Y que si no le han cogido
es porque le tenían miedo.

Pobre elefante,
que tripas tienes,
que te persiguen
Pimenio y Nenes.
En 1932 una vecina del lugar deja al marido para irse fuera con su amante. El amante era un minero, que también había sido dueño de una tejera y que conocian como "jaula" por ser el que manejaba la jaula del pozo plano de La Valcueva. Argentilia se fue con el jaulero. Con el tiempo el amante volvió sólo y convertido en un borrachín que pedía por la calle tocando las castañuelas con un par de tejas.

Argentilia (1932)
Argentilia no es de aquí,
ni nacida ni criada.
Sus padres son de Barruelo
y en Palazuelo habitaban.

Allí hicieron una casa,
con el sudor de su frente,
donde vive la Argentilia
y su marido Vicente.

Argentilia es una tuna
que deja la puerta abierta
para que entre el amante
y Vicente no dé cuenta.

Y anda Vicente trabaja,
trabaja y gana dinero,
para pagar lo que debe
al hijo del estanquero.

Y en Robles hay una fuente
que tiene el agua muy fría,
donde se lava Argentilia
pa marchar a la Argentina.

Dale fuego maquinista,
dale fuego sin temor,
pa ver si llegamos pronto,
a la estación de Gijón.

Y al llegar a la estación
al jefe le preguntó
que si vió allí a la Argentilia
y el jefe le contestó:

Vela allí esta llorando,
entre aquel grupo de gente,
duda si quedarse aquí,
o volver con su Vicente.

Ven aquí prenda querida,
ven aquí prenda adorada,
vamos juntos a vivir,
a nuestra casa soñada.
En 1932 los vecinos del pueblo de Solana de Fenar cambian el día de la fiesta, que hasta entonces era en Enero (San Antón), por el del día de La República (en Abril). De aquella copla solamente se recuerda una estrofa.
...
Entre Martín, el "Cuadrao"
y el burro de "Torcatón",
hicieron republicano
al glorioso San Antón.

...
Además de las famosas coplas del tío "Faldas" muchas otras se han hecho y se harán. La siguiente copla dedicada a la fiesta de San Bartolomé en el Barrio de La Estación es de autor desconocido y explica el hecho de que uno de los mozos, encargado de organizar la fiesta, se fue con el dinero recaudado.

San Bartolo (hacia 1970)
A San Bartolo le pido,
la gracia para explicar,
el caso que ha sucedido,
para honrar su Santidad.

Hacía falta dinero,
para el día celebrar,
y honrarte con los festejos,
al estilo del lugar.

Perdona Santo Bendito,
que ahora te voy a explicar,
como ocurrió la tragedia,
que ha sido fenomenal.

Pusimos un tesorero,
con el fin de recaudar,
el dinero de las gentes,
que tuvieron la bondad.

Sacaron veinte mil duros,
y yo creo que algo más,
pero ese hombre desalmado,
mira la que fue a liar.
Juntarse con malas gentes,
para mejor novedad.

Santo bendito del alma,
ten de nosotros piedad,
y pide al Dios de los cielos,
que nos conceda bondad,
para que gracias a todos,
la fiesta termine en paz.

Amén.

Agua de Sol

Según me explica mi madre, su abuela materna, que vivió en el pueblo de Otero de Curueño allá por el cambio de siglo del XIX al XX, pasaba por ser una de las vecinas que tenía el mejor huerto, árboles frutales incluidos, de todo el término municipal. El secreto parecía residir en que regaba las lechugas y todo lo demás con agua de sol, es decir, sacaba por la mañana agua del pozo y a cubos llenaba una caldera de cobre de unos cien litros, dejando que el sol la templase a lo largo del día y utilizándola para regar a la tarde.

Este tipo de caldera de cobre parece ser que era habitual en todas las casas, cuando se hacía en casa el pan, la matanza y todo lo demás. Si se tenía que calentar en ella algo al fuego, se colocaba sobre unas "estrébedes" y se hacía fuego debajo. En el caso de no tener que hacer fuego y para no dañar la débil chapa de la caldera colocaban entre ella y su soporte un "rodillo" trenzado de paja al estilo de los mazos de ajos.

Ayudándose del riego con agua de sol mi bisabuela conseguía buena fruta de manzanos, perales y hasta un almendro.

Heladas

En un clima tan extremo y traicionero como el de la montaña leonesa siempre ha sido dificil conseguir fruta de manzanos, perales, cerezos, etc. Es frecuente que los árboles florezcan tempranamente aprovechando algunas semanas templadas y soleadas de final del invierno, pero las heladas que pueden caer hasta en algunos días de mayo, frecuentemente acaban con esas flores o los incipientes frutos. Solo algunos ingeniosos y esforzados vecinos lo conseguían regularmente usando dos tipos de técnicas.

En algunas casas recurrían a tapar los árboles en los días de riesgo de heladas con colchas u otra ropa de cama, y en este traginar de tapar y destapar esos árboles de sus huertos conseguían la fruta que de otra manera no llegaba a los pueblos.

Se cuenta que Alonso el panadero del Barrio de la Estación, allá por los años 50, presumía de comer todos los años peras de un peral que cuidaba personalmente y que no compartía con nadie. "Si alguien quiere peras que las cuide" decía el buen señor. Su método consistía en echar unas paladas de brasas del horno de pan cubiertas con algo de ceniza para que en los días de riesgo de heladas fueran humeando y levantarán la húmeda helada del árbol. No cabe recordar que para la gente de la zona no es difícil saber, viendo como es la tarde, si a la noche helará o no.

Historias

Aquí podrás encontrar una serie de relatos que llegaron a mi a través de familiares y amigos. Se trata de hechos de la vida cotidiana sin más importancia que la de intentar transladarnos a épocas pasadas.

Las heladas.

Agua de Sol.

Coplas.

Durruti.

Historia de Matallana

Hasta finales del siglo XIX la vida transcurría apacible por estas tierras. Sus gentes se dedicaban al campo, el ganado, la arriería, la labra de maderas y el trato. La construcción del ferrocarril trastocó todo, activó la minería y facilitó el intercambio de personas con lugares tan lejanos como Bilbao.

Sobre la estación de Matallana podemos leer en el libro de Javier Fernández López:

"Concebida en un principio como estación de tercera clase, se la dotó de un pequeño edificio de planta baja y de someras instalaciones, que ya en 1901 hubieron de reformarse para compensar el crecimiento del tráfico.
Además de las minas a las que se accedía por un ramal que nacía en esta estación y un cargadero en muelle, Matallana cobró progresiva importancia como punto de encuentro de la línea de León con la general del ferrocarril, empalme que se materializaría en 1923. A tal efecto se ampliaron las vías para establecer un andén intermedio de trasbordo de viajeros, y en 1924 se llevó a cabo una pequeña reforma del edificio de viajeros, que pronto evidenció no ser suficiente, levantándose un piso en 1931, y construyéndose un pabellón de retretes y almacén.
Poco antes del inicio de la Guerra Civil, en el primer semestre de 1936, se instaló un triángulo para dar vuelta a las locomotoras, aprovechándose las facilidades que ofrecían las curvas de salida dirección Bilbao y la de las minas.
En 1950, se instala una báscula de 30 toneladas procedente de Cistierna, y en 1954, se edifica el depósito de hormigón armado para aguada, se prolonga el almacén de mercancías y se restaura, dándole el característico aspecto actual, el edificio de viajeros."

(El Ferrocarril de La Robla - Javier Fernández López, Carmelo Zaita)

Antigua estación de Matallana.

Por lo dicho anteriormente la fotografía anterior es de antes de 1923. En el centro de la fachada se reconoce el reloj, arriba a la derecha se adivina un pequeño soporte de tubo para una bombilla con su plato de porcelana. Encima del tejado del pequeño edificio de la izquierda se ve la sombra del depósito del agua. Delante de este edificio se puede ver un coche descapotable, con su rueda de repuesto en el lateral, tan fuera de contexto en esta fotografía como el señor con sombrero que permanece en la vía frente a la estación. Es posible que el automóvil trajese hasta aquí a este señor tan bien vestido y al que hace la fotografía.

No lejos de aquí existió una pequeña central eléctrica sobre el canal de riego, quizás ella proporcionaba la electricidad. Ese mismo canal movía poco más adelante un aserradero que funcionó hasta los años setenta y un molino harinero dotado de una turbina.

(La fotografía es del libro "El ferrocarril de La Robla, Cien años del Hullero (1894 - 1994)" editado por FEVE).