Antes de llegar a la raya del puerto, todavía en territorio leonés, a la izquierda y en una peña de poca altura, se localiza uno de los bunkers de la guerra civil que defendió el ejército republicano. Consta de una casamata de hormigón para armas automáticas, trinchera excavada en la roca y varios parapetos para fusilería. En octubre de 1937 y tras el asalto de los nacionales a los puertos de la Cordillera, esta posición es tomada sin resistencia ante la huida republicana.